El estudio "Frequency of nut consumption and mortality risk in the PREDIMED nutrition intervention trial" de Guasch-Ferré et al. (2013) se enmarca dentro del ensayo PREDIMED (Prevención con Dieta Mediterránea), un estudio de intervención nutricional que evalúa los efectos de la dieta mediterránea en la prevención primaria de enfermedades cardiovasculares. Su objetivo principal fue analizar la relación entre la frecuencia del consumo de frutos secos y el riesgo de mortalidad por cualquier causa y por causas específicas en una población de alto riesgo cardiovascular en España.
El estudio incluyó a 7,447 participantes con edades entre 55 y 80 años, todos ellos con alto riesgo cardiovascular, pero sin enfermedad cardiovascular previa al inicio del estudio. Los participantes fueron asignados a una de tres intervenciones dietéticas: dieta mediterránea suplementada con aceite de oliva virgen extra, dieta mediterránea suplementada con frutos secos, o una dieta baja en grasas. Se realizó un seguimiento medio de 4.8 años, durante el cual se registró la frecuencia de consumo de frutos secos mediante cuestionarios validados de frecuencia alimentaria.
Para el análisis, los participantes fueron categorizados según su consumo de frutos secos: menos de una vez al mes, una a tres veces al mes, una a seis veces por semana y siete o más veces por semana. Se analizaron los datos utilizando modelos de regresión de riesgos proporcionales de Cox ajustados por factores demográficos, estilo de vida y otras variables dietéticas.
Los resultados indicaron que un mayor consumo de frutos secos estaba asociado con una menor mortalidad total y por causas específicas. En particular, aquellos que consumían frutos secos más de tres veces por semana tenían un riesgo significativamente menor de mortalidad total en comparación con aquellos que los consumían raramente o nunca. Además, se observó una reducción significativa en la mortalidad por enfermedades cardiovasculares entre los consumidores frecuentes de frutos secos, aunque no se hallaron asociaciones significativas con la mortalidad por cáncer.
Entre los distintos tipos de frutos secos, tanto los frutos secos en general como los pistaches específicamente mostraron asociaciones protectoras similares. Los participantes en el grupo de dieta mediterránea suplementada con frutos secos también mostraron una menor mortalidad total en comparación con el grupo de dieta baja en grasas.
Este estudio refuerza la evidencia de que el consumo regular de pistaches es un componente beneficioso dentro de un patrón dietético saludable. Sus hallazgos sugieren que incluir pistaches en la alimentación habitual puede contribuir a una mayor longevidad y a la reducción del riesgo de mortalidad por enfermedades cardiovasculares. Dado el alto perfil nutricional de los pistaches, que incluye ácidos grasos insaturados, fibra, vitaminas y compuestos bioactivos con propiedades antioxidantes y antiinflamatorias, su consumo frecuente podría ser promovido como parte de estrategias de prevención de enfermedades crónicas.
En conclusión, los resultados del ensayo PREDIMED respaldan la inclusión de frutos secos en la dieta mediterránea como una estrategia eficaz para la promoción de la salud y la reducción del riesgo de mortalidad en poblaciones de alto riesgo cardiovascular.